Maia tiene que
cerrar la puerta del balcón porque Warhol se puede comer sus dibujos. Las
proporciones de la hoja hacen que Maia tenga que dibujar en el piso de su casa
y eso provoca que, al menor descuido, Warhol pueda roerle la cartulina.
Omnívoro como
es, al conejo Warhol, la única mascota y compañía del departamento de soltera
de Maia, le gusta el papel pero no las zanahorias. Raro. Come variedad de
verduras pero detesta las zanahorias. Warhol es marrón, caga y mea en piedritas
como los gatos, coge con dos muñecos de peluche y duerme en una cucha de
plástico de techo a dos aguas con tejas dibujadas.
En lugar de
dibujar en su departamento, Maia podría ir a su estudio, encerrarse en ese
limbo libre del peligro de lo cotidiano y se ahorraría tener que vigilar que
sus obras terminen en boca de Warhol. Pero no. Prefiere asumir ese riesgo. No
solo ese, sino otro más: apostar a cambiar de hábitat y de género. Alejarse de
los procedimientos que la visibilizaron en el mundo del arte, alejarse de esa
obligación curricular de que la creación tiene que estar atada a un patrón
pétreo como idea de personalidad. Riesgo de dientes de conejo, riesgo de ser
otra.
Ser otra empezó desde que Maia se separó de su novio y cada uno de los
días posteriores empezó a dibujar a su entorno para colgarlo sobre la pared
blanca de su living. Amigos y amigas en poses paródicas, cotillón fetiche
arrancado de la fantasía personal, el cine y el sexo vivido como carnaval del
cuerpo, autorretratos de honestidad mordaz. Había algo de comedia muda, de
slapstick, en el mural que fueron formando los dibujos, inclasificable
colección de personas, animales y objetos que terminaron componiendo una suerte de catálogo de chascos.
O mejor, una serie de cartas de amor al chasco.
Los chascos
para la primera cita son el reverso de los tradicionales chascos de despedida
de soltero. No se trata de la última alegría antes del compromiso sino de la
convicción de que la sorpresa y la comedia de lo inesperado tienen que estar sí
o sí en la base de toda relación. Si tu cita no es un cigarrillo que explota,
una flor que tira agua, un chicle picante no vale la pena seguir. Tampoco vivir
para dibujarlo.
Diego
Trerotola
MAIA DEBOWICZ
Chascos
para la primera cita
Del viernes 18
de octubre al 15 de noviembre.
Curador: Diego Trerotola
Áurea. Patio
del Liceo
Santa Fe 2729.
Buenos Aires.
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