jueves, 3 de mayo de 2012

Se armó el bailongo

Hoy, 5/4 (mes primero, día después, como lo escriben los johnnies), Keith Haring habría cumplido 54 años. 54 más 54 da 108; el Google te abrocho: por eso el buscador ultrapop le dedica un doodle a la medida del artivista callejero (soy el o la de rojo con la x que vuela, canté pri). A mí, un pelotudo sensible como soy a veces, cuando veo o recuerdo los dibujos de KH me palpita algo que me activa ese efecto raro y peligroso que está entre la melancolía y la felicidad. Porque todos esos garabatos de colores son las figuras que mejor bailan en la historia del arte, y eso es un mérito extraterrestre que me conmociona, casi hasta mojarme. Porque si hay una carencia, casi diría un fracaso, de las artes visuales terrestres es que pocas personas podían o pueden sacar a bailar un dibujo (esté o no dentro de un cuadro) como lo hizo Haring cada vez que delineaba sus figuras danzantes. 
Creo que U2 en algunas de sus giras (me parece que en algo llamado Pop Tour, al que por suerte no tuve que asistir) usó los dibujos de Keith como arte de pantalla. El tipo se merecía una música mejor, como Blondie o Sonic Youth; pero bueno, ya lo dice el refrán, calavera no chilla.

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