domingo, 24 de abril de 2011

El fin de la literatura


Entre las muchas aficiones y oficios que tuve, fui detective de libros usados de Fredric Brown. Aunque el hilo de Ariadna de mi memoria no me permite saber cómo ni cuándo ni por qué descubrí a ese escritor, recuerdo perfectamente mis días, meses, años afiebrados entre las secciones de librerías de usados para tratar de seguirle la pista a Brown (eran tiempos sin internet, sin orientación bibliográfica, sin ganas de enciclopedismo, sólo a la deriva de la aventura fetichista). Encontrar sus libros policiales y de ciencia ficción (o pertenecientes a ese género informe llamado libertad) en mesas y estantes de saldos precipitaba otras investigaciones en varios niveles, algunos inexplicables, experimentales, otros obvios como descubrir las huellas profundas que Lewis Carroll había dejado en las páginas de Brown (¿quién no cayó en esa madriguera del nonsense de la filiación entre autores?). Encontré todo tipo de señales, por ellas me perdí y todavía me pierdo. Hoy domingo, en la feria montevideana de Tristán Narvaja, sin querer, mientras trataba infructuosamente de encontrar y comprar algún álbum de figuritas de mi infancia, retomé mi vieja tarea detectivesca, cuando me topé con Ven y enloquece, compilación de cuentos ultracortos de Brown que no había leído nunca. Otra vez: la genialidad me pegó un chirlo que me dejó jadeante, perplejo con la alegría del aturdido mientras de entre las páginas salían chispas. Abajo les copio el texto final de ese libro, en idioma original, donde están marcados a fuego los juegos artificiales a los que Carroll -y demás secuaces de ecuaciones verbales malabaristas como Brown o Leo Masliah-, nos tiene muy mal acostumbrados. No confundir con un texto simplemente ingenioso, porque esto es un ejemplo de literatura a través del espejo, el subgénero que más me gusta.

The End
Professor Jones had been working on time theory for many years.
"And I have found the key equation," he told his daughter one day. "Time is a field. This machine I have made can manipulate, even reverse, that field."
Pushing a button as he spoke, he said, "This should make time run backward backward run time make should this," said he, spoke he as button a pushing.
"Field that, reverse even, manipulate can made have I machine this. Field is a time." Day one daughter his told he, equation key the found have I and.
Years many for theory time on working been had Jones Professor.
End The

sábado, 16 de abril de 2011

Nuestra navidad de reserva

Todavía están a tiempo, si corren, de ver en el Bafici la película navideña más trash del planeta, Fubar: Gods of Blunders, con un par de tipos impresentables (mix canadiense de las sagas Cheech & Chong y El mundo según Wayne), que estacionan sobre los vestigios de un road movie para hacerle cuernos a lo Dio a la comedia realista de montaje espástico. Hay falso Santa Claus oriental, slapsticks de alto impacto, LSD y el "rompan todo" molido en cine sinvergüenza. Cáncer de huevos, esterilidad y castración le cortan el mambo al machismo típico de las buddy movies y, de paso, le cantan la canción más grasa de Poison para llorar litros de lágrimas de cerveza barata. Cada rosa tiene su espina. Oh, yeah.

lunes, 11 de abril de 2011

Los Súper Amigos


Todavía están a tiempo para espiar todo el imprescindible foco de Super 8 en el Bafici. Acá mi texto presentando el foco en el diario Sin Aliento.

Ahora que la cultura digital mostró los dientes para devorarlo casi todo, masticando la historia del cine para regurgitarla en mil pedazos ya dispersos para siempre en pantallas hogareñas y portátiles; ahora, decía, que los ceros y unos del digital son números puestos para cineastas de cualquier tipo y factor, ahora mismo, todavía, hay quienes creen en otras cifras y siguen poniendo las fichas al 8 en la ruleta cinematográfica, para revolver juego y azar en el firmamento audiovisual. Y si hubo y habrá montones de héroes y heroínas en el cine, pocos fueron o serán Súper. Es que hoy, como entonces, el Super 8 es de quienes tienen poderes especiales, porque si este formato nació con fines caseros, llevarlo más allá, que despegue hacia otras esferas, es cuestión de gente que sabe volar alto hacia planetas donde no rige la pedestre lógica reglamentaria del mercado tecnológico. Y por eso no es casualidad espacial que ciertas cámaras portátiles de Super 8 hoy parezcan pistolas de rayos de un serial de Flash Gordon. Si ser un cineasta moderno fue principalmente una batalla contra la industria, y si el Super 8 nació para democratizar las miradas, para que cualquiera pudiera filmar, entonces tenía que provocar un batallón armado de cámaras para derrocar a jerarcas de los formatos que dictan lo que es profesional y artístico y lo que no. Y esta sección del Bafici está basada en una amistad eterna del Festival con desobedientes de siempre, que en este caso gatillan la cámara de Super 8 para que la independencia no sea una larga palabra gastada colgando en un outlet, sino una forma de cine libertario que conquiste no sólo planetas desconocidos, sino constelaciones y galaxias (por eso las performances de este foco van en el Cosmos). Ya lo sabíamos, porque cada intervención de Claudio Caldini, guía galáctica en este universo de poetas espaciales, siempre nos lo hace recordar: el Super 8 es un arma cargada de futuro.

Pueden completar la lectura sobre la sección por acá.

viernes, 8 de abril de 2011

Gloria charrúa y otras yerbas trans


Aviso: Aldo Garay tiene cuatro películas en el Bafici: todas recientes y sobre personas trans. Para ver las cuatro sólo necesitan dos funciones. Y todavía no se pasó ninguna; están a tiempo y quedan entradas. Acá un poco de información sobre las películas. Y acá pueden buscar los días y horarios de las proyecciones. No tengo más energía para escribir. Perdonen el texto telegramático, pero es que el Bafici consume toda la media pila que tengo.